Una subida que une vistas, aventura y motor vintage
En esta quinta entrega del CEMAD, nos enfrentamos a la emblemática subida de Can Dorna, culminando en el Monte Alba. Desde los primeros metros sentimos la emoción al volante, subiendo en formación para descubrir panoramas que quitan el aliento.
Así como los griegos acudían al Monte Parnaso para consultar en Delfos al oráculo, nosotros subimos al Monte Alba en busca de conocimiento, de iluminación, o de al menos una brisa de sensatez que amaine y temple nuestra tormentosa psique. Un objetivo demasiado ambicioso, como atestiguan los episodios anteriores de esta serie.
Viajamos en VW Escarabajo igual que aquel que caminaba haciendo zig zag, para tardar más en llegar y pensar mejor a dónde va uno. Y en ese lugar donde no te ven sino que te miran, descubrimos otras formas de chatarrismo y de pasión por las antiguallas. Celebramos otra jornada de puro ocio y cero negocio, riendo al volante y emulando al inmortal Pavarotti, al entonar mentalmente «Can Dorna… All’alba vincerò, all’alba vinceeeeeeerò»
